Y después dicen que bloguear es una pérdida de tiempo. En mi usual modestia, estoy seguro que el mismo presidente tumbó la verja por miedo a mi teclado y no porque salió en primera plana de La Prensa. Voy a tener que ser más cuidadoso a la hora de elegir de qué quejarme.
Punchline para demostrar que fue prensofobia: el portón que tumbaron fue precisamente la que agració el periódico de hoy; los postes debajo de mi casa siguen ahí. Habrá que ir a buscar los otros dos a ver qué fue de ellos.