Para los que todavía se resisten a seguirme por Twitter e Instagram —respectivamente @dariendarien y @darien, a la orden— y no se han enterado que sé redactar reseñas sobre otros lugares, a continuación les compilo diez días de toots antioqueños. Para contrataciones, llame ya; nuestras tarifas son muy competitivas (al menos ahora que todavía no me ha reclutado National Geographic Traveler.)
Prólogo:
Diez días en Medellín. La meta: aprender un buen par de groserías nuevas. Gonorrea es taaaan 2010.
No me debería sorprender que un solo Subway’s pueda apestar todas estas puertas de abordar.
¡El avión! ¡El avión! Apagando data, estrenando Airplane Mode. Nos vemos en Antioquia, sarnas, en aproximadamente 50 minutos.
Medellín mágico:
Hola Medellín. Me encanta que tus letreros de autopista estén en Interstate; lo mejor es que casi siempre el tipo está bastardizado.
Medellín mágico: donde los capiteles son pedestales y viceversa:
Medellín mágico: donde los edificios te llaman por tu nombre propio:
Medellín mágico: donde las paredes se acuerdan de tus primeras trasnochadas @ Hostal Casa del Sol:
Medellín mágico: donde los policías y los piedreros son igual de amistosos y amables
Y guapitos
Y potencialmente peligrosos.
Medellín mágico: donde en los restaurantes de sushi te ponen Kikkoman y sirope de pancake:
Medellín mágico: donde el guardia del hotel puede videochatear fullscreen con una pelaíta en cueros en la computadora del lobby.
A las 2 pm.
Medellín mágico: donde los opuestos son iguales y los edificios más lujosos y los tugurios más miserables son de ladrillo y concreto vistos.
Medellín mágico: donde la altura del mohawk de un puberto chimba y bien pinta sólo es comparable con la longitud de la coleta de su nuca.
Medellín mágico: donde el Tilt shift es el nuevo lens vignette:
Medellín mágico: donde vas a un restaurante que se llama Mondongo’s, y lo único que venden es mondongo. ¿Qué venderán en Crepes & Waffles?
Medellín mágico: donde las MetroCards te llaman por nombre propio:
Medellín mágico: donde Botero Botero Botero con Botero y Botero en el Botero de Botero. Botero.
Medellín mágico: donde todo el mundo rumba-samba-mambo, rumba-samba-mambo, rumba-samba-mambo:
Medellín mágico: donde para venderte un jugo de fruta te asustan más que en frutijugos de calle 50:
Medellín mágico: donde uno identifica a los campesinos porque parecen noruegos.
Medellín mágico: donde el parcerito que arregla las botellas de champú Pantene en el súper tiene un peinado digno de propaganda de Pantene.
Medellín mágico: donde hay restaurantes tailandeses. Vamos a ver qué tal el tom kha gai. @ Royal Thai
Livetwitteando mi cena tailandesa en Medallo. ¿El lemongrass del tom kha gai? Puro lemon, no grass. Next: curry rojo de pato#dedoscruzados
Faux pas o no, hay platos que uno TIENE que documentar @ Royal Thai:
Medellín mágico: donde también se da la Arquitectura Feoclásica:
Medellín mágico: donde tus sueños se hacen realidad y finalmente asistes a una charla sobre la forma correcta de masturbar un delfín.
Medellín mágico: donde si los enanos que reparten invitaciones al Mardi Gras en Mango’s te ven botar la volante, te dicen hijueputa cagón
Medellín mágico: Pura teoría. No llegamos a masturbar delfines, pero como premio de consolación nos pusieron a hacer necropsias de pirañas.
Medellín mágico: donde tu mesera te advierte que el niño de la mesa de al lado cree que eres su papá. Más nunca dono esperma a bancos Paisa.
Medellín mágico: donde, seguramente en honor de tu panameñidad, tu hostal te recibe con Rubén Blades a todo volumen y el de recepción cantando a pleno pulmón.
Medellín mágico: ¿Y las sonrisas? Esas se diseñan:
Medellín mágico: donde el Wi-Fi te recibe con los brazos abiertos:
Medellín mágico: donde algunos graffitis son una mierda @ Exito el poblado:
Medellín mágico: donde esmpanada se dice pastel, pastel se dice tartaleta, y tartaleta se dice gonorrea.
La idea del minuto: una película porno que se desarrolla en un taller de carros: «Mecánica Automeretriz»
Medellín mágico: donde por alguna razón las normas de seguridad no te hacen sentir muy seguro nada:
Medellín mágico: donde justo al resignarte a no ver ninguno, en vísperas de tu partida encuentras un trío de gamines respirando pegamento.
Medellin mágico: donde ¡Cindy NOOOO! ¡Catre sarnagonorreajueputa!:
Medellín mágico: donde también hay padres de familia:
Medellín mágico: ciudad de atletas y deportistas:
Medellín mágico: donde aunque sea feriado nacional —y feliz Día de San José a todos— los malles están abiertos y llenos de gente play.
Medellín mágico: donde tus “gracias” los contestan con “Con mucho gusto” y tus “solo estoy mirando” con “Claro está, bien puede”
Medellín mágico: donde las pantallas de la sala de espera del aeropuerto te desean buen viaje poniendo, ominosamente, el final de Titanic.
Epílogo:
Panamá la Patria mía: donde cuando uno dice “gracias” te responden con “bien pues”.
Arquitecto Panameño 
que buen reportaje, quiero ir a Medellín.
gracias por compartir
yo te veo mas como en wallpaper navigator…