Anoche regresamos a La Casona. La ocasión esta vez: «Puro Rock (evento puro’s vol.1)», un concierto con El Papo Vecino y como doce otras bandas locales aparentemente organizado por un blog aparentemente local aparentemente culturoso aparentemente disponible también en zhōngwén. Como el evento supuestamente empezaba a las diez, llegamos a las once, pero igual faltaba como una hora (léase, dos cervezas) para que las bandas empezaran a hacer el sound check. Se murmuraba que El Papo Vecino iba a cerrar, así que nos mentalizamos para salir de ahí como a las siete de la mañana. Mientras tanto, el disco de The Cure dio como dos vueltas y media.
Primera parada: un cantautor local de nombre Carlos, pero no el Sr. Méndez anunciado, sino un Sr. Iván Zúñiga, aparentemente muy admirado por la banda siguiente, que cantó lo que sonó como una sola canción que nos instaba repetidamente a ser felices. Evidentemente, no hicimos caso.
Después que la jovial anfitriona nos diera la bienvenida, le tocó tocar a Black est noir [blæk ɛ nwɑ:], uniformados con camisas negras, pero con armbands de distintos colores para poder distinguirlos. Una banda con mucha barra y mucha actitud: referencias a Franz Ferdinand y The Rapture y citas surf rock, saltitos y patadas, un bajo con dejos del Dr. Matt Destruction de The Hives y un vocalista con dejos de Enrique Bunbury de Héroes del Silencio. Bien intencionada y bien recibida por las masas.
Después de los aplausos y de que la mitad de la audiencia abandonara la sala le tocó tocar al Papo Vecino, así de una vez. Nuestras oraciones habían sido escuchadas.
El setlist empezó bien, con La Aventura, y terminó mejor, con un trío de instrumentales inéditos, incluyendo la mítica Campo de juego. Hubo ecos de Los Amigos y El Silbido del Viento (y de Godspeed You! Black Emperor), Waga tamborileando en su fret board, composiciones con múltiples movimientos, temas dramáticos para la banda sonora de una película que no existe.
Pero todo tiene su final, y éste llegó demasiado pronto (aunque por dos palos, no hay queja). El Papo Vecino se pone mejor y mejor. ¿Quién se apunta a ir de groupie en su gira costarricense?
Lo último que pasó en escena, a medio desmontar de los teclados, fue Chale invitando a la concurrencia a quedarse. Evidentemente, no hicimos caso.