En septiembre del año pasado, la editorial Little, Brown and Company anunció un concurso para diseñar la cubierta de la edición de vigésimo aniversario de Infinite Jest, libro de libros que me entretuvo entre julio y septiembre de 2011. Por supuesto que enredadísimo en mil vainas como siempre digo que ando, nunca llegué a hacer nada, pero anoche (casi un mes después de que se anunció el ganador) las musas me iluminaron. Tú sabes, cartridges, infancias desperdiciadas, entretenimientos, las portadas anteriores, pixeles, Cory Arcangel, y lo que más me gusta: las referencias obvias y el no hacer casi nada. Redoble de tambores, por favor:
Maravillosa, ¿no? Yo personalmente estoy convencido de que hubiera ganado el premio mayor. Pero bueno, ya saben, señores de Ediorial Debolsillo, cuando vayan a rediseñar su terrible portada para La broma infinita, nomás llámenme (que yo no cobro en Euros).