Desde hace varios años pende de un hilo el destino del antiguo YMCA de Balboa, que permanece cercado y abandonado tras un par de décadas de estar subutilizado. El YMCA data de 1914 y fue diseñado por Samuel M. Hitt, el arquitecto del Panama Canal Building Division que fue el primer arquitecto del hospital Gorgas y el último arquitecto del Edificio de la Administración. Pero volvamos al presente. A fines de 2013 ya decía La Prensa:
Los residentes [de Balboa] aseguran que el edificio del YMCA fue comprado por Grupo Rey. Hace unos meses desalojaron a los comerciantes que quedaban. […]
Maxim Donoso, vicepresidente de Proyectos de Construcción en Grupo Rey, confirmó que se construirá un supermercado en el antiguo edificio y los trabajos comenzarán en 2014. “Queremos cuidar que se respeten y se exalten los aspectos históricos de esta edificación”.
“No se demolerá el edificio de YMCA”, declara Donoso.
Ahora, después de un par de años de rumores de que si sí o si no, tenemos finalmente algo de noticias concretas, cortesía de Telemetro:
La estructura y el terreno donde está ubicado el edificio YCMA «se respetará» y no será demolido, según informó el Grupo Rey la tarde de este viernes.
«Si en un momento se decide hacer uso de esta propiedad para algún fin, se respetará y se mantendrá la fachada del lugar», indicaron en comunicado sobre el terreno del cual son propietarios.
Y la nota viene acompañada por un glorioso render en Sketchup que muestra exactamente cómo es que se va a respetar la estructura.
Sí, respetadísima esa estructura. El cuerpo central queda enterrado entre dos bloques nuevos, naturalmente más altos que el original para que no quepa duda de quién es el que manda. Como para estar en contexto, lo único que hacen estas adiciones es repetir mecánicamente las ventanitas del edificio de 1914. Los techos son losas planas, por supuesto. Asumamos que el cambio en el techo de tejas (que ahora tiene la cumbrera en la dirección contraria y una pendiente menor que el existente) es un simple error humano del dibujante de SketchUp. Y de nuevo, ¡¿SketchUp?! Y mejor ni imaginar lo que sucede en esa fachada posterior, donde el bloque central se expande hasta más del doble de su tamaño original.
Esta respetuosa adición retrata de cuerpo entero a las habilidades del arquitecto panameño promedio en lo que se refiere a trabajar en un contexto histórico. Seguramente los verbos que tienen en la cabeza son ‘referenciar’ o ‘resaltar’, pero en la práctica casi nunca pasan de ‘remedar’ o ‘falsificar’: id est, de inventarse como salida fácil al problema un historicismo ersatz, y aplicarlo únicamente en las fachadas, porque son lo que importa. Esto ni siquiera llega a ser un falso histórico, sino que es un mal histórico.
La Meca panameña de los horrores de este tipo es sin duda el Casco Viejo, donde nuestra ansiedad por tener (y mantener) un pasado, el gusto popular, la presión turística y las ambiguas normas de restauración se multiplican para producir un ejército de esperpentos que por solo poner arquitos y balcones con herrajes viruecos o ménsulas mal moldeadas en fibra de vidrio ya pueden jugar a ser así lindos y coloniales.
Como Lázaro, ese peligroso precedente se levanta y anda por todo el país, incluyendo la antigua Zona del Canal. Sobre el fenómeno de las casas remodeladas de Albrook llevamos hablando desde hace 16 años, pero de un tiempo acá nuestros arquitectos han empezado a enfrentarse a edificios cívicos, mucho más grandes y visibles, y con consecuencias mucho más terribles que los ejercicios domésticos de antaño. Este supermercado Rey de Balboa es solo un ejemplo.
Esta obra arquitectónica fue construida en tres cuerpos que simbolizan los tres poderes del Estado, mientras que su gran plaza central, abierta al público, demuestra lo accesible que es el Tribunal Electoral para el pueblo, como custodio de la identidad de todos los panameños y garante de la democracia.
La arquitectura del edificio evoca los elementos de nuestra tradición cultural y jurídica, además de representar una muestra de lo grecorromano, colonial, canalero, con sus techos de teja y grandes aleros; con sus pasillos amplios sin aire acondicionado para ahorrar energía, pero pensando en la ventilación cruzada natural.
Revolvamos la mirada para seguir sintiendo espanto. Con ustedes Bryan Hall, el edificio de administración de Fuerte Amador que albergó el Fifteenth Naval District de los EE.UU.
El edificio se construyó en 1942 y es obra de los arquitectos neoyorquinos Delano & Aldrich, que también diseñaron un aeropuerto para Pan-Am en Panamá (y hasta remodelaron la Casa Blanca en Washington).
Uno se imaginaría que con ese pedigrí, el edificio estaría en nuestro registro de monumentos históricos, pero pues no. La cosa es que después que Amador revirtió a Panamá en 1996, el edificio sirvió como sede de la ARI, la AR, la UABR y quién sabe cuántas otras oficinas gubernamentales, hasta que la administración pasada se lo asignó a su nuevo Ministerio de Seguridad Pública, y por supuesto que tocó remodelarlo.
En 2014 le salen pilastras en la fachada, construidas por supuesto de paneles M2 (née Covintec) para esconder la profusión de condensadores del improvisado sistema de aire acondicionado que pululaban en los aleros.
Y así quedamos hoy: las pilastras nuevas, falsas y huecas, destruyen completamente la lógica del diseño original que enfatizaba las líneas horizontales. Pero a nadie le importa. Por supuesto que tenemos también flamantes letras metálicas y emblemas condecorando la entrada, y un tongo para regañar a quien ose fotografiar el edificio.
Pero bueno, desfigurado y todo, el resultado podría haber sido peor. Por lo menos el arquitecto no trató de ponerse Art Deco ni se mandó un pandemonio de capiteles y cornisas romanas (como seguro alguien le habrá pedido, por todo eso de los centuriones y fascios). En este país le toca a uno conformarse con esas pequeñas victorias, por insignificantes que sean.