El terreno de Paitilla sigue asomándose por ahí entre los dimequetedirés nuestros de cada día. Decía La Prensa ayer:
[Varela r]etó a Papadimitriu a que aclarara qué ocurrió realmente en el proceso de titulación del polémico terreno de Paitilla a un vendedor de flores. “Él dijo algo en una reunión en la Presidencia. Ahora que lo diga. ¿Quién es responsable?”, agregó.
El vicepresidente, Juan Carlos Varela, retó al ministro de la Presidencia, Demetrio Papadimitriu, a que aclare ante la opinión pública qué ocurrió y quién fue responsable de la titulación gratuita. Según Varela, cuando el tema fue discutido en el Consejo de Gabinete Extraordinario, el 24 de agosto, “vio a un Gobierno entero arrodillado” ante los intereses de dos empresarios.
“Dos empresarios.” Full discreción. They-Who-Must-Not-Be-Named.
En otras posibles consecuencias urbanísticas de esta alharaca y este lerolé, nuestra ya ex-directora del Inac espera a su reemplazo
para hacerle entrega de un informe de gestión, con los proyectos y cuentas por pagar. Entre los proyectos más relevantes que están actualmente en ejecución: las restauraciones de la Catedral y del Teatro Anita Villalaz –esta última incluye también el lobby del edificio central del Inac, en la Plaza de Francia–, la llamada “ciudad de las artes”, y la elaboración de un plan maestro para San Felipe, El Chorrillo y Santa Ana. [Habrá que pedirle a Odebrecht que nos haga el favor de terminar este menester].
Para esta última tarea, Herrera estaba coordinando la visita de una misión de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que llegará en octubre.
Pero su destitución de seguro no tuvo nada que ver con la IIIera [sic] face [sic] costera, seguramente. Amanecerá y veremos, aunque parece que estamos de vuelta a los tiempos en que las cosas pasan antes que amanezca.