A veces las semanas empiezan bien. Esta mañana nos encontramos que el monumento que sufro rumbo a mi oficina desde el 2007 estaba 25% derruido. Específicamente, la dama indígena vestida con una nagua Ngäbe estaba volcada de lado, manca y derramándose del plinto.
Toda la glorieta y la vegetación circundante estaba empapada con aceite de carro y espolvoreada con pedazos de carrocería.
Lo más llamativo de los destrozos, más que los herméticos interiores de las faldas de la señora, eran los finos materiales con que se construyó el conjunto escultórico: bloques de poliestireno extruido y espuma aislante de poliuretano sobre un esqueleto de varillas de refuerzo N0. 3, todo envuelto en fibra de vidrio y pintura negra.
Dice La Prensa que la víctima se llamaba «Pilares de la Patria», que era obra del destacado escultor panameño Ricaurte Martínez, que databa de diciembre del 2003, que estaba valorada en $40,000, y que estaba recubierta en limadura de bronce (al menos hace siete años).
Este monumento se hizo con el propósito de que fuera algo que hablara por sí solo de la historia del país y de su mayor fortaleza: su gente. A partir de este pensamiento surgió el concepto de crear una estructura imperecedera, que trascendiera en el tiempo.
Evidentemente, a los implicados no se les ocurrió que algún cristiano le iba a tirar el carro un viernes por la noche.
Preferimos pensar, sin embargo, que esto no fue un simple accidente automovilístico, sino la primera acción de una resistencia organizada para combatir las ofensas de horrores conmemorativos de este tipo.
Si esta résistance existe, y si están aceptando inscripciones o donaciones, me avisan. Y pelen el ojo, señores campesino, plomero afrocolono y hombre blanco, que puede que ustedes sigan en la lista.
Vive la Résistance !
HAHAHAHAHÁ movimiento anti-escultofeismo antichavacanista.
jaajajjajajajaajaj no hables asi del maestro..jjjjajajajajajaj