Si se me permite un espacio de descarado autobombo, me complace anunciar a los cuatro vientos que mi propuesta de investigación sobre la colección del MAC ha sido seleccionada. Aplaudan, oigan.
Decía la convocatoria:
El Museo de Arte Contemporáneo de Panamá, MAC PANAMÁ, abre esta Convocatoria para becas de investigación, proponiendo el estudio de las obras de la Colección del MAC PANAMÁ y la documentación relacionada (fotografías, catálogos, documentos, etc.), para activar procesos investigativos que expandan el conocimiento sobre este acervo, posibilitando la emergencia de relatos inéditos, la formulación de preguntas importantes, y la vinculación de la Colección con el momento actual y con los públicos.
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La colección MAC ha sido conformada a lo largo de casi seis décadas. Se inició a partir de la fundación del Instituto Panameño de Arte (Panarte) en 1962 y ha continuado después de que se fundara el Museo de Arte Contemporáneo en 1983. La colección actualmente cuenta con casi 700 obras en diversos medios, creadas por artistas de Panamá, de América Latina y de otras partes del mundo.
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Los proyectos investigativos que se presenten a esta Convocatoria deben originarse en la Colección y en el propio museo como institución. La beca no pretende apoyar resultados finales, sino acercamientos investigativos, ensayos creativos y aproximaciones inéditas que puedan dar pie a un estudio más profundo. Los abordajes están abiertos a múltiples posibilidades, incluyendo propuestas de estudios monográficos o antológicos sobre artistas o grupos de artistas específicos; aproximaciones históricas y teóricas, análisis de lenguajes artísticos, estudio de los contextos de producción, identificación de nuevas líneas narrativas, detección de carencias y omisiones, estudio de políticas e institucionalidad, análisis críticos en general, etc.
A continuación mi propuesta. Por favor aprecien mi título puntastic que a la vez hace venias a Maruja Herrera y a Laura León.
La ciudad y las artes: dos historias, mil caminos
La arquitectura es el escenario para la vida. Como toda buena escenografía, nuestro entorno construido ha ejercido una influencia poderosa, aunque fácil de ignorar, en el desarrollo de nuestra historia. Los panameños nunca hemos sido muy amantes de mirar atrás: por algo el himno nacional nos advierte que “es preciso cubrir con un velo el pasado, el calvario y la cruz”. Predeciblemente, existen lagunas enormes en la forma en que entendemos quiénes somos y de dónde venimos.
Como arquitecto, estoy fascinado por la ciudad de Panamá; y como artista y museógrafo, estoy fascinado por el Museo de Arte Contemporáneo. Mucho se ha escrito sobre la historia de la ciudad, pero su presencia en nuestro imaginario colectivo —el cómo vemos nuestra ciudad— y en el arte de Panamá —el cómo representamos el cómo vemos nuestra ciudad— son puntos ciegos pendientes por explorar.
Esta propuesta conecta las historias de la ciudad de Panamá y del arte de Panamá para producir narrativas alternativas, usando el arte para celebrar nuestra ciudad. Queremos usar la colección del Museo de Arte Contemporáneo como punto de partida para contar cuentos nuevos y poner a los visitantes a pensar en la ciudad. El arte es un excelente camino para entender Panamá.
La ciudad de Panamá es un sitio rarísimo. Aún para quienes vivimos acá, el tejido de la ciudad —sus barrios, calles y edificios— es fuente inagotable de sorpresas e interrogantes, pero solo en esos raros momentos en que nos tomamos el tiempo de prestarle atención.
Este proyecto de investigación explora las historias de la ciudad y del arte de Panamá usando por igual la colección, los archivos, el edificio y el entorno del MAC. El objetivo es revelar conexiones: entre la ciudad de Panamá y el arte de Panamá; entre la historia del MAC y la historia de la ciudad; y entre cómo los panameños ven su ciudad y cómo los artistas ven su museo. Estas conexiones nos indican nuevos caminos: una serie de formas de aproximarnos al mismo tiempo a la ciudad de Panamá y a la colección del MAC.
Cada uno de estos caminos se presentará como una cápsula más o menos monográfica y autocontenida, formada por una selección de piezas de la colección del MAC, complementadas con piezas externas (que ojalá estuvieran en la colección). Muchas veces, el arte por sí mismo no le dice nada a un público que “no sabe leer arte”, así que en estas cápsulas lo acompañamos con material de más fácil lectura —mapas, textos, archivos y fotos históricas— todo conectado por texto interpretativo y organizado para contar un buen cuento. El objetivo es despertar la curiosidad del público e interesarlos simultáneamente en las historias de la ciudad de Panamá y el arte de Panamá. Aunque no todos seamos historiadores, la ciudad y las artes nos pertenecen a todos.
La estructura modular y multidisciplinaria del proyecto permite que cada camino pueda manifestarse como un panel de exhibición, una sección de ensayo, un artículo de revista, un post de blog, o un episodio de podcast para escuchar mientras se camina por la ciudad. Los caminos finales serán determinados durante el proceso de investigación, pero podrían incluir (aunque sin estar limitados a) los siguientes:
Panamá, ciudad pintoresca: La ciudad idealizada, incluyendo estudios académicos del Casco Viejo y visiones romantizadas de las casas de inquilinato del arrabal y las barriadas brujas. Excursiones exóticas a los barrios marginados y a los barrios privilegiados.
Panamá, ciudad monumental: La ciudad de Panamá vista como un conjunto de hitos y monumentos. Retratos gloriosos de El Canal y sus edificios, del cerro ancón y del skyline.
Panamá, ciudad dividida: La ciudad de Panamá vista como un sitio de contrastes: entre el bullicio de los barrios y el orden de la Zona y la exuberancia de los bosques.
Panamá, ciudad traumatizada: Las luchas por la soberanía y las luchas por la democracia y las nuevas luchas por la justicia social.
Panamá, ciudad intangible: Impresiones del tejido urbano, texturas y detritos de la civilización y visiones idealizadas del paisaje.
El edificio del MAC será el punto de partida de todos estos caminos. Al igual que la ciudad, este edificio ha sido testigo de cambios traumáticos. Como templo masónico zonian, albergó cincuenta años de ritos herméticos y funciones sociales de lo más banales. Por su situación justo en la frontera entre la Zona del Canal y la Ciudad de Panamá, presenció incontables intercambios de todos los grados de legalidad y choques de todos los grados de violencia. Y como sede del Museo de Arte Contemporáneo, ha sido también una influencia poderosa, aunque igual fácil de ignorar, en el desarrollo de nuestro arte. No es por nada que el museo es símbolo y sinónimo de arte contemporáneo, y sus pisos de caucho Pirelli y sus paredes de repello rústico sirvieron de referente y musa para muchos artistas. El edificio del MAC es una cápsula del tiempo; aquí, contenido y continente tienen mucho que contar. El MAC es la Roma a la que todos los caminos llevan.

Felicitaciones!
Excelente e interesante tu propuesta. Felicitaciones. Déjanos saber cómo va avanzando esa investigación .