En caso que estén viviendo debajo de la proverbial piedra, les informo y les comunico y les invito a la ceremonia de vernissage inaugural de mi muestra monográfica que ocupará completamente los espacios de JUNTA | espacio de arquitectura a partir de las 7:30 de la noche del miércoles 6 de abril del presente. Dice el artista:
Pido la palabra. Te doy mi palabra. Palabras más, palabras menos. Palabras, palabras, palabras.
No hay arquitectura sin discurso, y no hay discurso sin palabras. Este catálogo de palabras es un catálogo de discursos y un catálogo de arquitecturas: una colección de arquetipos y vocabularios, oraciones y párrafos, sujetos y predicados. Arquitecturas nuevas, discursos viejos, palabras eternas, todas alineaditas y organizadas neuróticamente en esa retícula ortogonal que todo lo puede.
Puede ser reduccionista apuntar a entender la arquitectura leyendo palabras, pero por algún sitio hay que empezar. Y es que tiene uno que ir con cuidado. Las palabras de la arquitectura, cual canto de sirena, seducen y pierden a multitudes. Tanta tinta y horas de insomnio dedicadas a dilucidar la cuestión del significante y el significado —y de su significancia para nuestra profesión— y salimos sabiendo casi lo mismo que antes de empezar. Oh vosotros los que entráis, abandonad toda esperanza.
Ahí nos vemos, y no se olviden de traer el proverbial cash, floss, money o chenchén, que tengo una hipoteca que atender.