Plan de Panama n° 357

En mi usual registrar de bibliotecas ajenas en busca de cosas que no conozco, la vez pasada me encontré con este tesoro en la Bibliothèque nationale de France: un plano de Panamá sin firma y sin fecha que muestra el intramuros, la explanada y el arrabal, dibujado en plume, encre de Chine, [et] lavis rouge sur calque.

Primer misterio: ¿quién dibujó este plano? Es rarísimo que esté en francés, porque todos los planos coloniales de Panamá que conozco están en español.

La notice bibliographique correspondiente dice que el auteur es “Gaignières, Roger de (1642-1715). Collectionneur”. El francés François Roger de Gaignières fue un anticuario y coleccionista de sellos, dibujos y grabados que estuvo activo entre finales del siglo XVII y principios del XVIII y terminó vendiendo su colección al rey Luis XIV en 1711. Y aunque la référence sea el “Inventaire des dessins exécutés pour Roger de Gaignières et conservés aux départements des estampes et des manuscrits” publicado en 1891 por Henri Bouchot —quien para ese entonces era bibliotecario asistente en la Bibliothèque Nationale de France— parece muy poco probable que este dessin haya sido executé por la mano del mismo Gaignières, quien principalmente fue un acumulador de material gráfico. Tal vez este sea un calco de un plano robado por un pirata o el trabajo de algún hábil espía urbanístico. En fin, quién sabe. Siguiente pregunta.

Segundo misterio: ¿cuándo se dibujó este plano? Arrancamos con que está archivado bajo la categoría de “Dessins et plans — 17e siècle”, pero pronto veremos que esto no es cierto. La Ciudad de Panamá se mudó a su sitio actual en 1673 y Gaignières vendió su colección en 1711, así que también deberíamos estar en esta ventana de 62 años, pero igualmente veremos pronto que eso tampoco es cierto. Foreshadowing!

Sobre la fecha seguro sí podemos averiguar algo estudiando el plano. Lo primero es pedirle a los dioses del Photoshop que hagan su magia. Enhance!

Mucho mejor, ¿no? Ahora sí podemos mirar con más cuidado los detalles.

1. Los arrabales

Lo primero que uno hace es comparar la extensión del Arrabal —el “Fau(x)bourg de Larraval”— con otros planos coloniales, por ejemplo con el de 1716 por Juan de Herrera y Sotomayor (aquí también sometido a las arcanas artes del Photoshop):

En nuestro mapa misterioso hay un poco más de arrabal hacia el oeste, pero no tanto, lo que indicaría que es posterior a 1716 —ya plenamente en el siglo XVIII y no en el “17e siècle”— pero también muestra menos edificios frente a la iglesia de Santa Ana, lo que indicaría que es anterior a 1716, así que de nuevo quién sabe. Lo que sí es claro es que muestra menos arrabal que el plano de 1749 por Nicolás Rodríguez:

Entonces, parece que el plano es de la primera mitad del siglo XVIII, tal vez más cerca de 1716 que de 1750.

2. Los edificios

A otra cosa, mariposa. Revisando los nombres de los edificios, tenemos un primer indicio de que estamos lidiando con un narrador sospechoso: los rótulos de los conventos de las Monjas y de San Francisco están al revés:

Pero ignoremos este red flag y continuemos. También se señalan dos edificios como recién construidos: en la punta de Chiriquí hay un magazin nouvellement construit, y en la Place d’Arme se ve une Eglise Major nouvellement finie.

No sé si sabemos la fecha exacta en que se construyeron los edificios de la punta de Chiriquí, pero el edificio de Las Bóvedas (que no aparece en nuestro plano misterioso) se terminó de construir hacia 1790, así que claramente estamos en el siglo XVIII. Duh. Entonces miremos hacia la catedral, de cuyo proceso de construcción sí tenemos más claro. En su recién publicado libro, Wendy Tribaldos nos hace un resumen de esa cronología:

El 23 de septiembre de 1690, el obispo Diego Ladrón de Guevara y el gobernador de Panamá, el marqués de Mina, colocaron la primera piedra de lo que debía ser la capilla mayor del edificio definitivo, en un punto indeterminado de la cimentación de la cabecera de la nueva iglesia. […] Entre 1690 y 1695, se levantaron los pilares centrales y los muros de la cabecera del templo hasta una altura de cinco varas sobre la línea de los cimientos. Sin embargo, para 1695, la construcción se detuvo por falta de recursos económicos. […]

En 1738, se indica que ya se hallaba «la capilla mayor y crucero de su iglesia concluyda con las capillas colaterales y sacristías» […y] para 1739, se encontraba techada la sacristía de prebendados, la nave mayor, las capillas laterales del lado de la Epístola, y se había comenzado a cubrir las del Evangelio.

Nueve años más tarde, la catedral seguía sin terminar, como se ve en la vista de la plaza mayor de 1748:

Sin embargo, nótese que en esta vista aparece mucho más cabildo que en nuestro plano misterioso, lo que confirmaría que este último es de varios años antes). Volvemos a Wendy Tribaldos:

De acuerdo a los escritos históricos del sacerdote Alfredo Morin, el 3 de diciembre de 1760 se anunció que se había terminado el edificio de la Catedral. […] Según Tejeira Davis, es muy probable que en ese tiempo no se hubiesen construido aún las torres, y de seguro faltaba el mobiliario y la decoración interior. […] Para 1775, […] se confirmó que la Catedral «tiene coro, altares y sacristía». […] En 1796, el obispo Remigio de La Santa y Ortega consagró la Catedral con un retablo mayor ya terminado.

Entonces a la pregunta de cuándo se terminó la Catedral, la respuesta es que depende. La capilla mayor se terminó en 1738, el edificio se terminó en 1760, y la consagración se terminó en 1796. Entonces, quién sabe a cuál de estas terminaciones se refiere nuestro mapa misterioso.

Pero nótese que la catedral se dibuja dividida en dos, con una gruesa raya roja separando la zona que rodea el altar (sombreada con puntitos rojos) de la zona hacia la plaza: tal vez para distinguir la parte que estaba ya terminada y techada (¿y tal vez cerrada con una fachada provisional?) versus la que todavía estaba en construcción y sin techos.

En el plano de la Catedral dibujado por Nicolás Rodríguez en 1749 se indica que para esa fecha la Capilla Mayor y el Presbiterio (señalados en rojo en ese plano) estaban “techados enteramente”, mientras que la parte inferior de la Iglesia (señalada en amarillo) estaba todavía “sin techar, si bien ya están construidas sus paredes, arcos y pilastras marcadas de color rojo.”

Y esa misma situación (presbiterio techado, resto sin techar) se puede ver en el plano de la ciudad de 1749 por el mismo Nicolás Rodríguez (donde también se ve mucho más cabildo que en nuestro plano misterioso).

Si montamos los planos, la raya roja queda perfectamente sobre las pilastras antes del crucero, pero la linea del frente hacia la plaza no coincide con nada:

Peeeero, si distorsionamos el plano misterioso para que el frente coincida con la fila de pilastras que se marcan como terminadas en el plano de 1749, todo funciona mejor. La raya roja ahora separa la Capilla Mayor terminada en 1738 del área en construcción, y todas las esquinas del reborde negro quedan relativamente cerca de pilastras.

Esto explicaría la inexplicable forma escalonada de la planta de la catedral en nuestro plano misterioso: simplemente podría indicar (¿tal vez?) los pilastrones interiores de la catedral que estaban construidos para entonces. Esto tal vez da luces acerca de la secuencia constructiva de la catedral, pero estas son puras suposiciones construidas sobre otras suposiciones. En fin, Voilá, peut-être. Mi conclusión tentativa es que cuando el plano misterioso dice “Eglise Major novuellement finie”, está hablando no de la Catedral completa sino de la Capilla Mayor, que se terminó en 1738, lo que pondría nuestro plano misterioso poco tiempo después. ¿Tal vez nos atrevemos a decir circa 1740? Pero sigamos mirando.

3. Las murallas

Nuestro plano misterioso muestra un intramuros completamente rodeado de murallas: lo que viene siendo la plaza fortificada de Panamá. Se ve el Frente de Tierra —con su Puerta Tierra y su revellín y sus tres baluartes: San José, la Mano del Tigre y Barlovento— construido entre 1675 y 1680 por el maestre de campo Alonso Mercado de Villa Corta; y las murallas hacia el mar —con su Puerta de Mar y los otros postigos: San Francisco, las Monjas, Santo Domingo, San José y San Juan de Dios— construidas entre 1680 y 1686 por el sargento general de batalla Luis Venegas y Osorio y el ingeniero Bernardo Ceballos y Arce. Entonces nada nuevo: nuestro plano parece haberse dibujado después de 1686. Duh. ¿Qué hacer? Podríamos ponernos a comparar neuróticamente la traza de las murallas marinas con otros planos fechados, pero miremos mejor al Frente de Tierra:

¿Ven ese cuadrito rojo al frente del revellín? Ese edificio está ahí desde el plano de 1688 por Fernando de Saavedra (donde todavía no aparece el revellín), señalado con la letra N: “Fuerte de San Carlos”.

Ojo que el edificio también aparece en el plano de 1716 por Herrera y Sotomayor, señalado con el número 3: “Casa que llaman fuerte”.

Sobre este plano, dice Juan Manuel Zapatero que:

Cuando […] Herrera y Sotomayor visitó a Panamá […] en 1716, el recinto fortificado se encontraba como lo dejó […] Venegas y Osorio en el año de 1686. Incluso permanecían delante de la Puerta de Tierra, los edificios que a manera de “padrastros”, constituían graves inconvenientes denunciados por el virrey duque de La Palata en junio de 1683.

Dice la RAE que un padrastro es un obstáculo, impedimento o inconveniente que estorba o hace daño en una materia. Pero volvamos con Zapatero:

Resulta valiosa la localización de la «Casa que llaman Fuerte» delante del revellín de la Puerta Principal, es el «padrastro» denunciado por el virrey del Perú, que debió demoler Herrera pues no figura en el plano de 1749.

¡Zapatero for the win! Sigámosle la pista a este padrastro. En el plano de 1729 por Miguel Martín de Horcasitas y Avellaneda no aparece el revellín, pero el padrastro se ve clarito en medio de la explanada, señalado con la letra V: “Torre de la Puerta de Tierra”. (Aside: La cajita junto al baluarte de Barlovento que está marcada con la letra T dice que es la “Casa de las piraguas”, pero eso es harina de otro costal.)

Quince años después, cuando se dibuja el Plano de la Frente de la Puerta de Tierra de la Plaza de Panamá en 1746, ya no existe ningún padrastro frente al revellín.

Ojo que el Revellín de Tierra se señala como “perfeccionado”, así que tal vez este había sido remodelado recientemente, tal vez para demoler el padrastro que nos atañe. Entonces, tal vez este cuadrito rojo en nuestro plano misterioso nos permite fecharlo con más precisión: entre 1729 y 1746. Y, por si no han estado poniendo atención, esta conclusión coincide con nuestra fecha tentativa de circa 1740 que establecimos en la sección anterior. Suficientemente bien, ¿no? ¡Declaro misión cumplida!

4. Los hornabeques

Pero todavía no hemos terminado. Resuelto el segundo misterio, vamos con el misterio más grande de todos, que seguramente mis lectores más avispados ya han identificado. ¿Qué son esas líneas segmentadas que muestra nuestro plano misterioso sobre la explanada y el arrabal?

Pintando de rojo lo que claramente son murallas y sombreando lo que parece un foso (aunque por esas puntitas adicionales en los vértices tal vez marca el perímetro del camino cubierto en la cima de un glacis no dibujado) se ve todo más claro: la madre de todas las fortificaciones abaluartadas. Estas nuevas murallas —o tal vez un hornabeque masivo y deforme— forman un clásico polígono estrellado con cinco baluartes y tres revellines y extenderían el sistema defensivo del Frente de Tierra hasta la iglesia de Santa Ana y la calle 13.

Corolario a la pregunta nueva: ¿de dónde salió este exabrupto o sueño febril de ingeniero militar o de desarrollador de bienes raíces coloniales? ¿Estamos ante el primer megaproyecto de esos que tanto nos gustan a los panameños? Revisando el marco teórico de la literatura al respecto, vemos que este no es el primer ni el último proyecto de ampliación de las murallas. En orden cronológico, arrancamos con este plano de 1680 dibujado por el mismo Luis Venegas y Osorio, que muestra el recién terminado Frente de Tierra y los planes para las murallas hacia el mar que todavía estaban por construirse.

Dice Venegas y Osorio:

Los baluartes y cortina que están hechos […] van señalados con una línea negra. La entrada cubierta que se va haciendo va señalada con una línea amarilla con sus distancias y defensas, y así mismo y del mismo color la trinchera o parapeto en forma de la cruz y la artillería señalada de rojo va en los puestos donde debe estar. El hornabeque que se ha de hacer en el arrabal ha de imitar la planta presente sin exceder de ella en sus distancias ni defensas.

Claramente, estos planes no se ejecutaron más allá del revellín frente a la Puerta de Tierra, que según el plan iba a ser parte de un frente amurallado adicional detrás de ese hornabeque enorme. 85 años más tarde, en 1765, tenemos el proyecto de Manuel Hernández, que supuestamente nunca se empezó a construir pero del que recientemente se han encontrado indicios arqueológicos y cartográfícos.

Dice Tomás Mendizábal et al.:

Según los documentos consultados por Castillero Calvo, fue bajo el mando de Manuel Hernández que se proyectaron las propuestas más ambiciosas y renovadoras para las defensas de la capital en el siglo dieciocho. Su proyecto contemplaba un “capaz hornabeque” y revellín para el frente de tierra, a erigirse sobre el viejo revellín que se había construido poco antes por Nicolás Rodríguez, debiendo además demolerse un extenso sector de casas del arrabal, y fortificarse el cerro Ancón. […] En el plano de 1765 Hernández muestra las 10 manzanas o estructuras que pretendía erradicar, pero este número se redujo considerablemente en el plano más detallado del proyecto al año siguiente.

Desde afuera hacia adentro el esquema comprendía el glacis, bordeado por una contramuralla y su estrada encubierta, para luego pasar a una explanada que moría en la contraescarpa, fortalecida con contrafuertes soterrados hacia el exterior. Seguidamente se bajaba al foso, revestido y seco, atravesado en su centro por un foso de agua más angosto, para acabar en los altos muros del hornabeque, que más que duplicaban la altura de los de la Mano del Tigre, en una composición totalmente simétrica, con sus medio baluartes en forma de tenaza y amplio surtido de troneras. Al interior el hornabeque se reforzaría con más contrafuertes apuntando hacia adentro. Enfrente y al centro de las tenazas se situaría el nuevo revellín que cubriría la puerta principal de acceso a la ciudad, hecho no de madera y fajina como el existente de Nicolás Rodríguez, sino de fábrica y reminiscente de la luneta que luego se construyó en el Castillo de San Lorenzo, y también surtido de troneras. El revellín y la puerta habrían estado conectados por un conducto elevado o calzada sostenida por arcos que atravesaría el foso. 

Y diez años más adelante, en 1776, tenemos este otro proyecto sin construir que sustituye el baluarte de la Mano del Tigre y los medios baluartes de San José y Barlovento por dos baluartes completos formando un enorme hornabeque con un nuevo revellín, todo rodeado de un foso, camino cubierto y glacis:

Comparando todos estos megaproyectos, vemos que el de nuestro plano misterioso es el más complejo de todos. Premio para nuestro misterioso cartógrafo francés. Pero, ¿qué significa esto? ¿Será un pitch de algún ingeniero militar francés tratando de ganarse el chivo de rehacer el Frente de Tierra? Una vez más, quién sabe. En esto de ser historiador no se gana pero se goza.

¿Y qué otros misterios esconderá este plano? ¿Será que puedo ordeñarlo para un proyecto de tesis doctoral?

5. Las referencias

Castillero Calvo, A. (2014). La ciudad imaginada: Historia social y urbana del Casco Viejo de Panamá. Editorial Novo Art. https://www.academia.edu/44037542/LA_CIUDAD_IMAGINADA_Historia_social_y_urbana_del_Casco_Viejo_de_Panamá

Mendizábal, T., Martín Rincón, J. y Hernández Mora, I. (2021). El nuevo frente de tierra de Manuel Hernández para la ciudad de Panamá en 1766. En F. Quiles y F. Marchena Fernández, Viaje al corazón del mundo: Las ciudades coloniales del istmo de Panamá (pp. 271–302). Enredars y Universidad Pablo de Olavide. https://www.academia.edu/46923520/EL_NUEVO_FRENTE_DE_TIERRA_DE_MANUEL_HERNÁNDEZ_PARA_LA_CIUDAD_DE_PANAMÁ_EN_1766

Osorio, K. (27 de abril de 2015). Plano de la iglesia Catedral de Panamá en 1749, por el ingeniero Nicolás Rodríguez. Patrimonio Panamá. https://www.patrimoniopanama.org/?p=973

Osorio, K. (2020). Las defensas de la Ciudad de Panamá. Canto Rodado, 15, 153–165. https://www.academia.edu/128761857/Las_defensas_de_la_ciudad_de_Panamá

Tribaldos, W. (2025). Tras la pista del Retablo Mayor de la Catedral de Panamá. https://www.wendytribaldos.com/tras-la-pista-del-retablo.html

Zapatero, J. (1976). La plaza fortificada de Panamá. Ibero-amerikanisches Archiv, 2(3), 227-256. https://www.jstor.org/stable/43751438

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